¿Qué tienen en común el Bhagavad Gita, el animé donde un chico lleva en su bolsillo una ballena imaginaria que cambia de tamaño, y la canción de una banda pop española de los ‘90? Perezosa y tonta es una novela que no tiene nada de tonta y perezosa. Se lee espontánea, imperfecta, sin estridencias, y lo es, en la superficie, como solo puede serlo la construcción precisa de una mente lúcida como la de Luciano Lutereau.