Si algo se ha demostrado imprescindible para que el ser humano crezca saludable, integrado y siendo capaz de desarrollar por completo todo su potencial, es una relación buena con sus figuras de cuidado. Entender, manejar, disfrutar y transformar esa relación es una tarea que, aunque compleja, no tiene por qué ser ingrata, ni mucho menos imposible. Padres y profesionales de la salud y la educación (profesores, psicólogos, psiquiatras, pediatras, asistentes sociales...) desarrollan, cada día, una delicada tarea con la que influyen en esa relación y la modelan