Una de las terapias psicológicas que más ha destacado por su calidad científica y sus resultados en los últimos años es la activación conductual (AC). Entre las ventajas de este modelo destaca su parsimonia, su facilidad y su eficiencia. De hecho, en la actualidad, la AC es una intervención que ha reunido un aval empírico incuestionable como tratamiento de probada eficacia para la depresión unipolar y, de hecho, la División 12 de la APA lo incluye entre los tratamientos bien establecidos. Por otro lado, la AC ofrece un modelo contextual de la depresión alternativo al modelo médico dominante. Las publicaciones de la AC han proliferado en los últimos años y este desarrollo se acompaña cada vez con más frecuencia de su aplicación más allá de la depresión, por ejemplo, en los trastornos de ansiedad y, singularmente, cuando la depresión es comórbida con otras condiciones clínicas (por ejemplo, el cáncer o el dolor crónico).