Nunca me abandones es una novela distópica, que narra el proceso de desarrollo y aprendizaje de una niña (Kathy H) internada en un centro en Inglaterra donde los niños son criados para ser donantes. La historia se narra desde la perspectiva de Kathy en años posteriores. El internado se ubica en Hailsham, al final de la Segunda guerra mundial. Los alumnos (apelativo para los donantes) eran clones de modelos de personas normales, sin embargo, eran educados desde una óptica cultural y artística, a efecto de demostrar a la civilización que estos donantes tenían alma.
Cuando Kathy, Tommy y Ruth (estos últimos amigos inseparables de Kathy), así como los demás alumnos de la generación en turno, terminaban sus estudios eran enviados a otros centros, dónde gozaban de la libertad de horario y actividades, sin embargo, no podían desempeñar una vida normal. Los alumnos daban por sentado su destino, es decir, sabían lo que sucedería, morir en alguna donación a lo que denominaban "completar", asimismo, nunca se les mencionó lo que conllevaban las donaciones ni toda la parafernalia que existía a su alrededor, siendo enajenados de conciencias como personas libres, con objeto de servir como refacciones.