A partir de las tres pasiones del ser indicadas por Lacan —la ignorancia, el amor y el odio— se tratará de situar la relación entre la pasión y el saber. En ese recorrido se subrayará la forma que puede tomar el odio en la transferencia y su devenir en el análisis y, para ello, se impondrán una serie de distinciones sobre las manifestaciones clínicas del odio. Estas elaboraciones apuntan a subrayar los efectos de un análisis sobre el odio y la imposibilidad de que la experiencia analítica encuentre, como momento conclusivo, la emergencia de un odio que fuese un odio de separación. Si el odio conduce a la separación con el analista, esto no hace que el Otro quede destituido, sino todo lo contrario: el odio está al servicio de hacer existir al Otro.