La imposibilidad de formalización del acto analítico hace síntoma en las instituciones psicoanalíticas. El final relativo del análisis confronta al sujeto con aquello que podemos caracterizar como lo fundamental de su existencia, como el resultado de un saber agujereado, el lugar mismo de la ignorancia. Situado en ese lugar de la ignorancia, el analista no tiene otra alternativa que
continuar en el didactismo de La Cosa, es decir que, tanto en la práctica como en el trabajo de grupo, la tentativa de cernir La Cosa (como aquello radicalmente perdido) es el punto de fuego vivo que estamos llamados a atizar continuamente,como la única vía posible para confrontar las preguntas que se derivan del enigma que introduce el inconsciente en la cultura.