A partir de una práctica en Trabajo Social, se interroga por las articulaciones posibles entre el nuevo ideal colectivo —satisfacciones individuales iguales—, las formas de precariedad que se le vinculan y los poderes que de estas se deducen. Si para un sujeto coexisten dos modalidades de nominación, ¿el asunto de la marginalidad resultaría de la prevalencia del “llamado a”? La aspiración colectiva a la libertad individual en la igualdad, flexible y segura, parece compatible con una transmisión fálica imaginaria, que se prefiere a una transmisión simbólica.