Lacan anuncia la segregación moderna como un horizonte ineluctable, ligado a la emergencia del sujeto de la ciencia. Esta sombría perspectiva se profiere, sin embargo, con el cuidado de situar una posición del discurso analítico que, frente a ello, haga objeción. La escritura de los cuatro discursos permite desplegar esta lógica y cruzarla con ciertos trabajos de Foucault.