Esta propuesta se basa en correlacionar varios constructos epistemológicos que parten de las motivaciones de construir nuestra subjetividad con relación a sí mismo, al otro y los otros; correspondiendo estos vínculos con los conceptos filosóficos de ipseidad, otredad y alteridad, como una apuesta y aporte para reconocer la diversidad humana, que desde lo educativo correspondería a las competencias socio-afectivas y ciudadanas. La obra de conocimiento se hace desde el ámbito de la educación superior, específicamente desde los programas educativos que forman las nuevas generaciones de maestros, para proponer una reflexión sobre la manera como seguimos educando desde y para la homogeneidad, cuando la diversidad es lo que converge en las aulas. El diálogo epistémico se hace con pensadores como: Carlos Skliar, Paul Ricoeur, Emmanuel Lévinas, y Dussel, quienes han hecho importantes aportes a la relación de la educación con los tres principios que son el eje angular la propuesta. La metódica ha permitido que a partir de estos conceptos sean un pretexto para abrir el diálogo con los formadores de formadores en el contexto de la Educación Superior, mediante talleres, encuestas y entrevistas, que permitieron generar una reflexión argumentada sobre su quehacer pedagógico como un compromiso ético político, en el sentido de comprender que la praxis docente esté signada por valores que transciendan los eufemismos y los antivalores como: los estereotipos, el racismo, la discriminación, la exclusión, con el fin de apostarle a la diversidad de identidades, a la interculturalidad, la inclusión, visibilizando al otro desde las diferentes dimensiones humanas y para procurar que seamos ciudadanos que cuiden, alberguen, valoren y respeten al otro, lo que posiblemente sea un aporte para mejorar la convivencia, la participación y el aprendizaje en cualquier ámbito educativo.