A mediados de los años 80, se comenzó a considerar el Trastorno del Espectro Autista (TEA) como un síndrome psiquiátrico que afectaba diferentes ámbitos de la vida, como la interacción social y el aprendizaje de quienes lo padecían, de ahí que, el niño autista requiere acompañamiento directo frente a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Acompañamiento que en éste caso se centra en prácticas de lectura y escritura, las cuales logren incentivar nuevas posturas y sentido de vida de dichos sujetos. Se centra en las tendencias develadas: 1) La comprensión lectora desde la mirada del autista; 2) as realidades de mundos posibles, bajo la mirada del autista. En ese sentido el interés recae en la comprensión de los acontecimientos que emergen del acto relacional del niño autista con la lectura y la escritura, con el fin de reconocer las dificultades, es decir dichas¿situaciones que no posibilitan un desarrollo pleno de los procesos comunicativos, la interacción social y la expresión a través de la lectura y la escritura.