Sara Marroquín es portadora de un cuerpo invisibilizado, maltratado y excluido por la escuela, este cuerpo por su característica ha sido nombrado culturalmente “discapacitado”.
Hablar desde el cuerpo de Sara y de las concepciones que de él se tejen no sólo como objeto y sustancia sino fundamentalmente producto de esa relación carnal no solo desde lo biológico sino como existencia, se convierte en la premisa de este trabajo. Es decir el cuerpo como una relación de experiencia con el mundo, y éste trabajado desde la posibilidad en el micro-escenario escuela. Nuestro cuerpo es simbolizado, significado y lenguajeado, es nuestra existencia y por ende nuestro representación ante el mundo; no es netamente biológico, está anclado al espacio por la condición cultural. Todo su sistema biológico cambia o se adapta dependiendo de las condiciones culturales.
La anterior apreciación se evidencia en la escuela a través de las clases de Educación Física, ya que es este el escenario donde se niega o se acepta su existencia. Hablar del tratamiento entonces del cuerpo en las clases de Educación Física, es referirse culturalmente, a dispositivos disciplinarios higiénicos y pedagógicos, que afectan ese cuerpo vivo. Visibilizar algunos de ellos encarnados en el cuerpo “discapacitado” es la razón de esta obra de conocimiento. ¿Puede la escuela abstraerse de las lógicas pedagógicas y politiqueras fundadas en una jurídica sin acción política, para ver que las personas llamadas “discapacitadas” son un cuerpo?
Es importante, entonces, para definir su pertinencia social y el tamaño de su responsabilidad, interrogar la naturaleza corporal de la propuesta educativa y analizar las transformaciones que, debido a ella, afectan a la educación. Pues la brecha resulta inevitable cuando el sistema educativo es anacrónico y mantiene una educación diseñada para otras sociedades.
Dice BOURDIEU (1986)
“[…] El cuerpo humano es considerado o leído como un producto social y, por tanto, irrumpido por la cultura, por relaciones de poder, las relaciones de dominación y de clase”. (pág. 189)
Estas apreciaciones Bourdieudianas asienten a plantear una concepción del cuerpo de quienes dominan (escuela) y una concepción del cuerpo de quienes son dominados (los sujetos educables), en este caso particular el sujeto nombrado “discapacitado” físico. Pensar desde esta óptica es una posibilidad de moverme hacia su naturaleza, representación corpórea y su instalación en el espacio escolar, desde la movilidad del cuerpo como territorio y habitancia más allá de la jurídica instalada. Para resinificarla desde nuevos sentidos y abrirle posibilidades al sujeto de estar en el espacio educativo.
Para este ejercicio se realizó una indagación cualitativa de corte hermenéutico, a través de un estudio de caso.