No obstante herirse, dañarse, cortarse (El ritual) le da un sentido de vida artificial, le da una preocupación principal su conciencia, una suerte de sentido, mientras que las angustias fundamentales que la atraviesan se velan inconscientemente en tanto el cuerpo cortado ocupa sus acciones alivianando la tensión. Luna elige una manera de gozar donde su cuerpo se convierte en un escenario de tramitación sádico o masoquista, en todo caso narcisista que compulsivamente condena este síntoma en la repetición, hasta tanto no encuentre otro escenario que le permita o bien recrear el conflicto o bien ponerlo en la conciencia.