Bajo la influencia del alcohol era un hombre alegre y optimista, capaz de culminar las tareas más brillantes y precisas, y así llenaba una página tras otra con su hermosa y firme letra. Trabajaba casi siempre en las terrazas de los cafés, y nunca se impacientaba cuando alguno de sus amigos, que eran muchos y de las más variadas naciones, razas y capas sociales, se dejaba caer por allí para interrumpirlo.